Buenos Aires tiene la valiosa capacidad de inspirarme. Cada rincón de su geografía me ofrece imágenes imborrables, sin embargo, es encerrado entre ciertas paredes donde encuentro la luz, el motivo, el momento preciso sin antes y después… ése momento del que tanto escribió y habló Cartier-Bresson.
Pensándolo hoy, desde Rosario, el momento decisivo podría ser aquel en el que el universo parece detenerse y es tu alma el que hace un sonoro “click”. Click, preservo un momento, ya para siempre. Click, el corazón arde y la vida pulsa hasta llegar al dedo que a su vez pulsa el obturador. Click, todo el espectro lumínico del cosmos se agolpa en tus ojos y no ves otra cosa que no sea esa luz, ésa con la que escribirás un párrafo más en la historia humana, ésa que estás empleando para traducir en imagen lo que tus palabras no alcanzan a decir. Click… click.
Buenos Aires me ha dado momentos de mucha luz. En esta última vuelta, hace unas semanas atrás, mis ojos recorrieron una y otra vez las muestras de Bob Gruen, Fernando Botero y Adriana Lestido. De las tres exposiciones, la de Lestido me generó incontables preguntas, impensables sensaciones, urgentes deseos de fotografiar. De las preguntas sembradas, algunas han sido respondidas, otras que están en proceso de encontrar respuestas y otras más que probablemente no serán pronunciada sino que se convertirán en el punto de partida de nuevos recorridos.
Y hoy es un momento en el que parece que ciertas preguntas regresan, se actualizan…
“¿Qué te impulsa a fotografiar? ¿Qué quieres decir? ¿Por qué fotografías eso -lo que estás fotografiando- y no otra cosa?”
Fotografiar ha sido la única manera en la que puedo traducir-me, el único puente que puedo tender entre mi adentro y mi afuera. Lo que quiero decir… quiero decir amor, quiero decir vida, quiero decir mundo, quiero decir viaje… camino, arrugas, colores, tonos, sonidos, texturas, sensaciones, estremecimientos, recuerdos, memoria, sabores, palabras , preguntas, países, familia, maravillas, posibilidades, elementos, lenguaje, metalenguaje… quiero decir.
Eso fotografiado es la condensación del deseo.
Eso fotografiado es elegido para darle voz a lo que no habla.
Eso fotografiado es la respuesta a ciertas preguntas.
Eso fotografiado es la conexión con el mundo. Con la vida.
Preguntar ¿Por qué fotografiar?, es lo mismo que preguntar ¿Para qué respirar?